MANUEL BLANCO ROMASANTA: LA HISTORIA DEL “HOMBRE LOBO GALLEGO” QUE ATERRORIZÓ A UNA NACIÓN

Manuel Blanco Romasanta fue el primer asesino en serie español, acusado de cometer 17 crímenes de los cuales reconoció nueve.
La historia dice sobre él que es el único caso conocido de “licantropía” clínica que se ha registrado en España. Manuel Blanco Romasanta fue el primer asesino en serie español, acusado de cometer 17 crímenes de los cuales reconoció nueve.

Esta es la historia del “hombre lobo gallego” o el “licántropo de Allariz”, quien ha inspirado libros y cintas que retratan una parte de su misteriosa personalidad. Nosotros recorreremos la misma a través de esta lectura.

Biografía de Manuel Blanco Romasanta
Manuel Blanco Romasanta vino al mundo en 1809. Lo primero que resalta de este personaje es que era hermafrodita (según el forense Fernando Serrulla, del Instituto de Medicina Legal de Galicia), lo que llevó a sus padres a pensar que era una niña durante sus primeros ocho años de vida. De hecho su acta de nacimiento indicaba como nombre Manuela.

Manuel tenía sexo femenino, pero segregaba una gran cantidad de hormonas masculinas y sufría fuertes episodios de agresividad.
Contrajo matrimonio a los 22 años y después de un periodo en que se ganó la vida como sastre, comenzó a trabajar como vendedor ambulante, lo que le llevó a recorrer una buena parte de España. Luego de un incidente con la ley, Romasanta se fugó a Portugal, donde vivió varios meses criando ganado.

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Comienza la desaparición de mujeres y niños
Romasanta regresó a España y se integró de lleno en la actividad de un pueblo llamado Allariz, en la zona de Galicia. Pronto se dio a conocer como un experto conocedor de los caminos, capaz de guiar a las personas a sitios cercanos.

De esa manera comenzó a usar sus conocimientos y encantos para acompañar a mujeres y sus hijos a zonas aledañas con la promesa de conseguirles un trabajo mejor remunerado.

Después de alejarse en compañía de Romasanta, nadie más volvió a ver a mujeres como Manuela García Blanco, y su hija; Benita García, Josefa García y Antonia Rua.
Las sospechas recayeron en Romasanta, el “tendero”, como se le conocía en Allariz. Esto obligó a nuestro personaje a huir del pueblo en búsqueda de otro sitio donde radicar. Y el patrón siguió siendo el mismo: lugar al que llegaba Romasanta, desaparecían mujeres y niños a los que nunca se les volvía a ver.

Finalmente, el 2 de julio de 1852, Romasanta fue detenido en la provincia de Toledo y trasladado hasta Allariz para ser juzgado.

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