Así era el sida. Por Arturo Meza O./ 30 05 20/ (Relato-comentario-Opinión)

ASI ERA EL SIDA
Por Arturo Meza Osuna.

Solo que nadie se acuerda, la de rumores que se levantaron con esa infección que hizo su aparición, oficialmente en 1982. Nada se sabía, surgían todo tipo de noticias falsas, rumorología, creencias, mitos, mientras las verdades andaban sumergidas en revistas científicas muy selectivas a la que muy poca gente tenía acceso. Poco a poco se fue imponiendo la verdad, en la medida que la epidemia se convertía en endemia, es decir, en una enfermedad más del catálogo de enfermedades que venía a sustituir a esas enfermedades que ya no aparecen como la difteria, la tosferina, el sarampión, la viruela, el escorbuto, la lepra, la poliomielitis, la anemia perniciosa, el beri beri y muchas otras.
Cuando el SIDA finalmente llegó a La Paz, uno de los primeros en sufrir la enfermedad fue una joven que tenía una estética, vivía en el barrio de El Esterito. Fue muy rápida su evolución, tres meses de disminución acelerada de peso, fiebres constantes, anorexia y evacuaciones diarreicas acabaron con su vida. Si ésta era la historia natural de los infectados de SIDA, estábamos en problemas. Después supimos que con ciertos cuidados, hábitos higiénicos, el uso del condón, algunos medicamentos, el afectado podía vivir mucho tiempo, que además, la evolución era muy variable, que dependía mucho del estado de salud general y la actitud que se tomaba ante la enfermedad. Quien mejor comprendió y trató el SIDA, en nuestra comunidad fue el Dr. Juan Manuel Cota Abaroa, a quien le debemos agudas observaciones iniciales, su dedicación a los enfermos y las enseñanzas acerca de la enfermedad.

De cualquier manera, en esos tiempos, tener SIDA significaba la muerte. Cuando el joven de El Esterito murió, a la familia se le ocurrió hacer una pira para quemar su ropa. Los vecinos pusieron inmediatamente el grito en el cielo, el Esterito se vació en cuanto supieron el origen de la hoguera, la gente no quería volver a su casa contagiada por el humo. Existía en ese tiempo un programa matutino de radio “contacto directo” que recibió llamada tras llamada de los esteritenses quejándose de la imprudencia de la familia de quemar las contaminantes ropas del muchacho fallecido.
Tanto como el covid hoy, estuvo el SIDA en los medios. No se hablaba de otra cosa. Aunque el SIDA tenía un punto morboso, muy explotable por los catequistas y moralistas, esos seres puros y recatados. Era básicamente contagiado por contacto sexual y en sus inicios, se expandió en comunidades de homosexuales. Especial para llamar al fin del mundo, la predicción de los evangelios, los vaticinios de Nostradamus y el apocalipsis. Tenía todos los ingredientes para las parafernalias de la letra escarlata.
La ciencia se fue imponiendo, el SIDA se hizo endémico. En menos de dos años fue identificado el virus, todo ese tiempo entendimos el mecanismo de replicación viral, la forma de afectación a una parte del sistema inmunológico, se comprendió mejor la función de los linfocitos y sus auxiliares, se conocieron bien las enfermedades oportunistas y el modo de tratarlas, en menos de cinco años ya se tenían medicamentos que retrasaban los síntomas, el paciente se podía mantener muchísimo tiempo en estado de portador, los antirretrovirales mejoraron –y siguen mejorando- el control de la enfermedad hoy en día la hace, en las instituciones, un médico general.

 Lo mismo pasará con el Covid 19, a falta de vacuna, será la inmunidad colectiva la que haga frente al mal. El confinamiento, la sana distancia, la falta de contactos, lavado de manos, sanitización, cubrebocas, son medidas que tratan de evitar que todos enfermemos al mismo tiempo, no alcanzarían camas de hospital, especialistas, personal. Llegaremos al punto culminante de la infección, pero también con mayor cantidad de individuos con inmunidad –temporal o permanente- que se constituirán en una barrera inmunológica a los que el virus ya no hace daño. Entonces, algunos enfermarán, otros seguirán como portadores asintomáticos que aumentarán las barreras de la inmunidad colectiva y allá, de vez en cuando alguien enfermará de COVID que aparecerá en el catálogo de las enfermedades, igual que el escandaloso y pecaminoso SIDA.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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